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Faringitis

La faringitis, una de las causas más comunes de visitas al médico, se caracteriza por dolor de garganta y a menudo incluye fiebre, cansancio y dolor muscular. Aunque en la mayoría de los adultos las faringitis son de origen viral, más del 70% recibe antibióticos, los cuales no son efectivos contra virus.

Las causas de la faringitis pueden ser virales o bacterianas. Entre las causas virales se encuentran el rinovirus, influenza, parainfluenza, coronavirus y adenovirus, y puede ser un síntoma de infecciones sistémicas como la mononucleosis (Epstein-Barr), citomegalovirus, rubéola y sarampión. La causa bacteriana más común es el estreptococo beta hemolítico del grupo A (EBHGA), responsable de un 5-15% de los casos en adultos.

El diagnóstico de faringitis bacteriana se confirma generalmente mediante un cultivo de garganta, con resultados en 24-48 horas, o un test rápido de antígenos, disponible en 60 minutos. El tratamiento sintomático incluye el uso de analgésicos como paracetamol o ibuprofeno, y no se recomienda el uso de corticoides. En el caso de faringitis por EBHGA, se utiliza amoxicilina o penicilina, y en caso de alergia, se puede emplear claritromicina.

Para la prevención y cuidados, se recomienda el uso responsable de antibióticos para evitar la resistencia y solo usarlos si el test rápido es positivo. La profilaxis antibiótica está indicada en casos específicos, como contactos cercanos de pacientes con fiebre reumática.

Existen diferencias entre la faringitis viral y bacteriana. La faringitis viral tiene un inicio gradual, fiebre leve, rara vez presenta exudado y puede incluir síntomas como rinorrea, conjuntivitis y tos. Por otro lado, la faringitis bacteriana (EBHGA) tiene un inicio súbito, fiebre alta, exudado purulento y adenopatías cervicales dolorosas, siendo más común en niños y adolescentes. Entender estas diferencias puede ayudar a manejar mejor los síntomas y tomar decisiones informadas sobre el tratamiento adecuado.

Autor: Dra. Sofía Tripichio